CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La vida a veces es dura, a veces se puede mirar como injusta, en la vida se sufre, se aprende, pero tarde o temprano, la recompensa y los momentos dulces, llegarán… Abraham ‘El Vocho’ García con apenas 11 años de edad ha pasado de todo y por ahora, busca a base de mucho esfuerzo y sacrificio esos buenos momentos que te da la vida.
Hace casi cuatro años, lamentablemente perdió a su madre, quien luchó incansablemente contra el cáncer, pero tuvo que dejar el plano terrenal para ser un ángel para Abraham y sus hermanos, no tiene los grandes lujos, no brilla por lo superficial, pero si brilla inmensamente por el corazón que tiene y las ganas de salir adelante.
Abraham ‘El Vocho’ García juega fútbol, lo hace en el equipo de Águilas de Ébanos, equipo que le abrió las puertas apenas hace meses, un caso atípico, pues él nunca había jugado en un equipo formal, no sabía lo que eran los entrenamientos en forma y solo jugaba en el barrio de la Unidad Modelo o Cumbres, lugares en los que ha vivido.
A pesar del poco tiempo que tiene dentro del fútbol formación, ha mostrado grandes cualidades futbolísticas con goles, asistencias y a veces hasta regates y ‘ataques’ de habilidad, tanto así, que ya tuvo su primer llamado a Tigres, recientemente.
“Yo jugaba en un equipo que se llamaba Cumbres pero no entrenábamos o así bien, el que nos entrenaba tuvo un problema de salud y no podía, solo jugábamos en diferentes torneos, yo me hice en la calle, me gustaba mucho desde siempre estar jugando fútbol en la calle, ahí en mi casa, en las canchas”, dijo El Vocho.
Abraham apenas hace varios meses empezó a entrenar con el equipo de los Ebanos, esto gracias a la invitación de uno de sus primos quien estaba en el equipo, “No me esperaba destacar así, yo en la calle solo jugaba por divertirme, no me daba cuenta que era bueno como lo soy así”, pronunció quien ha destacado en Copa UAT y otros torneos en este 2023.
EL DURO GOLPE DE LA VIDA
Abraham apenas tenía 8 años cuando tuvo que afrontar un duro golpe, tal vez en más fuerte que ha tenido que recibir en su corta vida, un golpe que hasta la fecha le ha dejado una herida, una herida que es difícil de sanar pero ahora, ha sabido sobrellevar, al menos un poco.
Y es que su madre falleció, el cáncer le arrebató la vida, y se convirtió en alguien especial para Abraham, esa persona que desde el cielo la guía en el camino.
“Yo tenía como ocho años, fue difícil, yo hago todo por ella… (entre lágrimas), me alcanzó a ver solo jugar en las canchas, me decía que yo era bueno, que podía llegar lejos, yo le decía que quería estar en un equipo, ellos pensaban que estaba muy caro, el dinero no alcanzaba”, puntualizó.
Las lágrimas en el rostro de Abraham no saciaban, era imposible para él evitar que salieran de sus ojos, “perdón (por llorar)”, decía al hacerle las preguntas, ahí hacía notar su dolor, pero a su vez la fortaleza, pues tomaba agallas y seguía contando, “estaba más chico y sí fue difícil”, a su vez confesó el ‘secreto’ de su peculiar festejo en los goles, en los cuales siempre señala al cielo.
“Siempre es mi motivación, mi mamá, cada que meto gol, miro al cielo y se lo dedico”.
Aunque aún confiesa lo difícil que es asimilar todo lo que ha pasado y vive en la actualidad, eso no lo detiene, y Abraham asegura que tratará de cumplir sus sueños, por su madre, por su familia y por todos los que lo apoyan.
“Yo voy a buscar llegar muy lejos por mi mamá y por todos, yo voy a llegar a salir en la tele, antes de que mis demás familiares que más quiero también se vayan, yo quiero que me vean, al menos que lo intenté”, comentó.
El fútbol para él se volvió su mejor amigo, además de encontrar unos amigos que se volvieron hermanos, “yo me distraía con el fútbol, jugaba para olvidarme un poco de todo. Ahora que juego en este equipo aún más, yo me vengo caminando, o a veces me voy con los profes, yo solo quiero jugar”.
LA VIDA LE DIO UNA ALEGRÍA
Abraham García tiene apenas unos meses entrenando, fue totalmente hecho en la calle y con un poco de trabajo que ha tenido con los entrenadores Manuel Martínez, Raúl Martínez, Luis Martínez y Rogelio Carvajal, ha sido suficiente para que fuera visto por el Club Tigres.
Fue invitado a una visoria para formar parte del equipo de su categoría, y aunque por momentos su padre dudó en mandarlo, al final pudo vivir esa experiencia.
“Me vieron en un torneo aquí, me llamaron y le dije a mi papá, mi papá no quería que yo fuera, nunca me había soltado de irme solo, él tenía miedo, pero mis hermanos lo convencieron, ellos también eran buenos y tuvieron la oportunidad de ser invitados pero no fueron en su momento, entonces sabían lo que sentía, y lo lograron, me dejó ir”, contó el Vocho.
Con nervios y miedo, pero Abraham pudo ir, emprendió su viaje a Monterrey, “El profe Raúl y Manuel me echaron mucho la mano, Raúl me llevó a las visorias y me quedé allá, el primer fin de semana no quedé, yo me sentí muy nervioso, no me acoplé, no hablaba con nadie, todos se conocían menos yo, pero me dieron otra oportunidad en otro fin de semana y ya hice un poco más de grupo, me acoplé, y me fue mucho mejor, di asistencia y empatamos contra una categoría más grande y en vacaciones nos quedaron de llamar”, contó.
Abraham está a la espera de ser llamado nuevamente, de demostrarse una vez más y dar un paso al frente rumbo a su sueño que es llegar a ser jugador profesional, “sino lo logro, me sentiré orgulloso del esfuerzo que hice, pero espera lograr ese sueño”.
ABRAHAM Y SU FAMILIA
Abraham vive con sus abuelos, hermanos y papá, a pesar de ello, no han podido ir a verlo jugar fútbol por sus trabajos, algo que a él le gustaría, pero siempre, sabe que le apoyan en todo momento.
“Yo sé que mi familia se siente orgullosa, nunca pueden venir por el trabajo a verme, pero yo sé que me apoyan, mis hermanos trabajan, le ayudan a mis abuelos en el rancho todo el día y mi papá trabaja en la luz también no puede, sí me gustaría que vinieran de vez en cuando, pero yo sé que me apoyan”.
Una de las tías de Abraham, ha sido la que incondicionalmente ha tomado la batuta de ser la ‘porra oficial’ de él, ya que tiene a uno de sus hijos, primo de Abraham en el mismo equipo, detalle por el cual él siempre se muestra agradecido.
“Mi tía es la que viene a verme…. (entre lágrimas), en ella es en la que confío más, siempre me está apoyando aquí, a ella la quiero mucho, siempre ha estado conmigo, sino tengo short o playera, ella me lo compra, yo le agradezco mucho, ella es como mi mamá, me ha consolado y diciendo que llegaré lejos”, dijo con voz desconsolada.
Aunque su demás familia es difícil que acudan a sus juegos, él sabe que es por necesidad, pero tiene la esperanza de que algún día puedan verlo, “yo sí quisiera que un día se dé la oportunidad de que puedan estar aquí, que me vean meter goles”.
ABRAHAM Y SU SUEÑO…
El Bocho lo tiene claro, tiene un sueño, una meta que cumplir, una promesa que se ha hecho al mismo y a alguien que está en el cielo, su madre, que es llegar a ser un futbolista profesional pero sobre todo una persona de bien y trabajadora, ser el ejemplo de niñas y niños y dejar atrás los malos momentos que ha pasado.
“Yo quiero llegar a ser jugador profesional, yo quiero ser ídolo de alguien, quiero superar todo lo malo que me ha pasado, disfrutar las buenas cosas y luchar por este sueño, que mi mamá esté orgullosa”, puntualizó.
Además lo tiene muy presente y aunque sabe qué tal vez llegue a ser difícil, quiere que sus abuelos sepan lo bueno que es jugando fútbol y que él intentará hasta el último esfuerzo de su vida para conseguir ese sueño, “quiero que me vean debutar y sino se puede al menos que lo intenté”.
“Yo quiero ayudar a mi familia y a todos los que me apoyan, quiero regresarles un poco de todo lo que me dan, sacarlos adelante, es un sueño jugar fútbol y ayudarlos”, añadió.
AGRADECIDO CON LA VIDA Y CON TODOS
A pesar de todo lo que ha vivido, Abraham no juzga lo que ha pasado, pues ante todo, sabe que de todo ha aprendido y lo toma como motivación para salir adelante, además de que le he regalado amistades y familiares que siempre están con él.
“Les agradezco a todos los que me apoyan, (la vida) me ha enseñado muchas cosas, agradezco a todos los que han estado conmigo, familiares, los profes que siempre me echan la mano, ellos saben que casi no me pueden dar dinero, ellos solo quieren que juegue, que disfrute, mis hermanos de repente me dan un dinero y se los doy para los arbitrajes, mi papá, mis abuelos, muchas gracias”.
“Si Dios quiere me veo en primera división, en la tele, ser bueno, quiero el sueño de muchos niños, quiero destacar, y a lo mejor no llego a ser un Messi o como Cristiano Ronaldo, pero quiero sacar adelante a mi familia”.
Así termina un poco de la historia de vida de Abraham García, mejor conocido como Bocho, una historia que tiene contrastes, que ha sido de golpes, caídas, pero también ha ayudado a demostrar lo fuerte que es él a pesar de su corta edad.
Alguien sencillo, centrado, tranquilo, por momentos muy serio, pero un corazón enorme, con un corazón que a pesar de las muchas heridas, late fuerte, una mentalidad adelantada a su edad, esa misma mentalidad que le ha ayudado a destacar en la vida y en la cancha.
Sólo Dios y el destino sabrán su futuro, sabrán si llegará a ser jugador profesional, la calidad sin duda la tiene, pero el tiempo dirá… lo que sí es seguro, es que El Vocho lo intentará y que además tiene un ángel especial, que le ha dado ese don de fortaleza, que al final le ayudará a ser un ejemplo de vida, un ejemplo de superación y un ejemplo de que los sueños se cumplen si te esfuerzas ellos.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN