CIUDAD DE MÉXICO.- Tal parece que toda forma de vida en las inmediaciones de lo que fue la central nuclear de Chernóbil, Ucrania se ha adaptado a las condiciones del medio ambiente que ahí predominan tras el accidente registrado el 26 de abril de 1986, cuando el reactor nuclear explotó dejando muerte y destrucción a su paso, o al menos eso se creía.
Y es que científicos se han dado a la tarea de investigar las condiciones que actualmente existen en el lugar solo para descubrir que diferentes formas de vida siguieron su curso para convertirse en super especies capaces de tolerar los niveles de radiación en la zona.
Ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Nueva York, demostró que los gusanos que viven cerca de Chernóbil han desarrollado un nuevo “superpoder” que parece hacerlos inmunes a la radiación.
Y es que científicos se han dado a la tarea de investigar las condiciones que actualmente existen en el lugar solo para descubrir que diferentes formas de vida siguieron su curso para convertirse en super especies capaces de tolerar los niveles de radiación en la zona.
Ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Nueva York, demostró que los gusanos que viven cerca de Chernóbil han desarrollado un nuevo “superpoder” que parece hacerlos inmunes a la radiación.
Investigaciones han descubierto que algunos animales que viven en la zona de exclusión son física y genéticamente diferentes a los de otros lugares, lo que plantea interrogantes sobre el impacto de las enfermedades crónicas y la radiación en el ADN.
Por lo que ahora los científicos visitaron Chernóbil para estudiar pequeños gusanos con genomas simples y una reproducción rápida, los cuales suelen vivir en todas partes y pasan por docenas de generaciones de evolución en poco tiempo.
Así se aventuraron con contadores Geiger para medir los niveles locales de radiación y equipo de protección personal y lograron recolectaron gusanos de muestras de suelo, frutas podridas y otros materiales orgánicos.
Ya en el laboratorio de la Universidad de Nueva York, los investigadores estudiaron los gusanos, y fue entonces cuando se sorprendieron al descubrir que no podían detectar ninguna señal de daño por radiación en sus genomas.
“Esto no significa que Chernóbil sea seguro; más bien significa que los nematodos son animales realmente resistentes y pueden soportar condiciones extremas”, afirmaron los científicos.
Este hallazgo da a los especialistas pistas sobre cómo la reparación del ADN puede variar de un individuo a otro, además, significa un paso en la investigación contra el cáncer, y así comprender por qué algunos humanos con una predisposición genética al cáncer desarrollan la enfermedad, mientras que otros no.
Con información de Excélsior