CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- Son miles los que acuden a Miramar la tarde noche del viernes.
¿Son 35 mil? ¿40 mil ? La cifra es evidentemente superior al año pasado.
Los accesos se cierran poco antes de la medianoche en el bulevar costero ante la aglomeración de tantos vehículos.
En el Mirador, hay una muchedumbre escandalosa que recrea los años de juventud y otros que lo experimentan por primera vez, con altavoces a exceso de volumen en el Mirador 1 de la playa.
Todo es felicidad la tarde noche del viernes.
Es el Playazo 2024 y son adultos y jóvenes y familias y amigos los que vienen a salvarlo, a revivirlo. Le apuestan a la nostalgia de los años pasados.
La tarde es calurosa y apenas el viento del sur refresca un poco la zona costera que alberga a los visitantes que no dejan de expresar su felicidad.
Se jalan hieleras, sillas toldos y todo lo que resulte útil para el festejo.
Los autos, convertibles, deportivos, camionetas y razers, motos desfilan por el bulevar costero a baja velocidad con música en alta para hacer sentir su presencia.
“Andamos al mil por millón” gritan los mas jóvenes eufóricos.
La muchedumbre baila lo mismo un rap de los 90s que el último lanzamiento de regional mexicano
“Aquí estamos para salvar el playazo” dice un hombre que encabeza un grupo de personas con niños, que usan playeras verdes en las que reza la leyenda: chavorucos al rescate del playazo 2024″.
La noche avanza en playa Miramar y el paseo recrea una y otra vez la sensación de que el tiempo no pasa cuando se es feliz.
No hay forma de escuchar un ritmo de música.
“¿Compa, que le parece esa morra, la que anda bailando solaaaaaa?…
¡Eeeeeeee! ¡Eeeee! ¡Eeeeeooo!
“”Contaré una historia de una famosa personaaaaa…
¿Cómo la están pasando en Miramar está noche? – grita eufórica la animadora y la muchedumbre le contesta al unísono.
Miramar es una fiesta está noche.
El bulevar es un ir y venir interminable de habitantes del sur de Tamaulipas y turistas que encuentran a su paso un fenómeno inigualable en todo el país.
Más y más personas llegan al que alguna vez fue llamado spring break de Tamaulipas que congrega por igual a todo el que busca divertirse.
Elementos de seguridad pública de la Guardia Nacional, estatal, Sedena, Secretaria de Marina, mantienen el orden con recorridos constantes a través del bulevar costero.
Las torretas encendidas contrastan con las luces estrambóticas de los equipos de sonido instalados en el lugar.
Elementos de Tránsito hacen lo imposible por cuidar que no ocupen las áreas de estacionamiento.
El sonido estridente de las motocicletas.
Al centro del Mirador bailan payaso de rodeo y todo se pone fuera de control por momentos.
¿35 mil? ¿40 mil? en el área sur.
Son decenas de miles los que se aglomeran en Miramar.
Son felices en el playazo.
Miramar es una fiesta que vive una tradición que no se crea ni se destruye, solo se transforma.
No son los alocados jóvenes de los 90s, ni los muchachos de los 2 mil que buscaban seguir los pasos.
Son una nueva generación que sabe ser feliz en cada momento guiados por los ecos del fenómeno que fue en el pasado el Spring break maderense.
Por la noche colapsa por momentos la red de telefonía.
El bulevar costero está a tope.
Cientos de personas desfilan desde Las Sirenas para reunirse con los demás que llegaron durante la tarde para sentirse felices en el Mirador 1 de playa Miramar.
El playazo …existe.
UNPF: SE ACABÓ EL PLAYAZO
La Unión Nacional de Padres de Familia del sur de Tamaulipas comparte que el fenómeno del playazo evolucionó para transformarse en un evento familiar y en qué participan jóvenes de las nuevas generaciones.
David Hernández, presidente de la asociación dijo que “las generaciones han cambiado porque antes pretendían estar alcoholizados , estar hasta altas horas de la noche y se iban de pinta y había muchos problemas de heridos y de alcoholizados, choques en las noches, se ha dispersando. Se acabó definitivamente durante la época de la Pandemia ya se quedó en el pasado”.
El representante explico que están convencidos de que durante las noches se reúnen aquellos que fueron jóvenes cuando se desarrollaba el playazo.en sus mejores épocas, para tomar la copa y recordar mejores épocas”.
Por José Luis Rodríguez
Expreso-La Razón