El comercio conocido como “Barrio Chino”, ubicado en la esquina de la calle Ocho y Aldama, en la colonia Morelos, cerró sus puertas tras un año marcado por inspecciones, quejas laborales y críticas de la clientela. La tienda abrió el 7 y 8 de septiembre de 2024 en el local que antes ocupó la mueblería Famsa y, desde entonces, atrajo atención por su oferta de productos importados.
La mañana del lunes 12 de mayo de 2025, personal de la Dirección de Auditoría de Comercio Exterior de la Secretaría de Finanzas de Tamaulipas realizó un operativo en varios establecimientos de origen chino en la capital del estado. El recorrido tuvo inicio en “Barrio Chino” y continuó en otros comercios con características similares. Las autoridades calificaron las revisiones como rutinarias; sin embargo, explicaron que obedecieron a una instrucción nacional por quejas sobre la venta de artículos importados que podrían no cumplir la normatividad vigente.
Inversiones en Tamaulipas
Entre las irregularidades señaladas figuraron el uso no autorizado de marcas registradas y supuestas violaciones a derechos de autor. En aquel operativo no se reportó el cierre de locales ni el aseguramiento de mercancía, pero la acción elevó la percepción de riesgo entre empleados y clientes del sector, ya resentido por la competencia y los cambios en el consumo local.
Usuarios de redes sociales reportaron que el cierre del local fue sorpresivo para la comunidad. Empleados denunciaron que la gerencia ofreció indemnizaciones de apenas cinco mil pesos por persona, situación que generó protestas y publicaciones críticas en grupos y páginas locales de Facebook. No existen, hasta ahora, registros públicos de demandas laborales formales relacionadas con el caso.
Clientes y vecinos señalaron otras causas que habrían afectado a “Barrio Chino”: precios considerados altos en comparación con otras tiendas de importación y una ubicación que, según comentarios, dificultó el flujo constante de compradores. Estos factores, junto con el clima de inspecciones, habrían mermado la viabilidad comercial del negocio antes de que cumpliera su primer año.
El espacio que dejó libre el comercio ya tiene destino: se anunció la apertura de un gimnasio AM/Fitness en la planta baja del edificio, lo que confirma el interés por reconvertir el local para actividades distintas al comercio de importación. Por su parte, autoridades locales no han emitido comunicados que relacionen de forma oficial las inspecciones con el cierre definitivo del establecimiento.
La historia de “Barrio Chino” refleja tensiones comunes en comercios de importación: cumplimiento normativo, condiciones laborales y adaptación al mercado.
Por Raúl López García

